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Después de  haberlo jurado

Que no volvería a quererte

Me paseo por tus prados

No más para poder verte.

Mi corazón vencido

Se ha rendido a tu belleza

Y mi alma entristecida

Está  luchando en tinieblas.

Mi caballo ya no relincha

Y mi guitarra está sin cuerdas

Después de haberlo jurado

Hoy he vuelto a las botellas.

Buscando en ellas el valor

De calmar a mis tristezas

Mi guitarra y mi caballo

Es lo único que me queda.

Mi cabello blanco,

Cuelga sobre mi frente

Mi tez arrugada,

Me recuerda el presente.

Mi boca calva,

Por la falta de dientes

No sé lo que espero.

Algo se acerca de frente

¡Es la noche! No,

Es mi sombra inmóvil;

A mi lado siempre.

¡Qué envidia le tengo!,

Al ver que no envejece

¿Por qué me acompaña?

 Si escapa a la muerte

Mi pelo está blanco,

Arrugada mi frente

Ya sé lo que espero,

Que mi sombra me deje.

Manos con agujeritos

Puntitos negros y blancos,

Que las espinas de los burros

Con el tiempo fueron dejando.

Manos aspecto de esponja

Que no son suaves al tacto,

No se pueden abrir;

Por la dureza de sus callos.

Manos que no pueden hacer caricias,

Por culpa del trabajo;

Manos que también son de piel

Pero que parecen cantos.

Manos que necesitan cebo,

Para ablandar a sus callos

Endurecidas por el mar

Por la sal  y  el  pescado.

Felicidades María,

En tu veinte cumpleaños

Me parece fuera ayer,

Cuando dormías en mis brazos.

Felicidades María,

Tanto tiempo que ha pasado

Para ti, ha sido un siglo;

Yo, ni siquiera lo he notado;

Cuando cumplas otros veinte,

Te estaré felicitando.

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