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En la calle Canaimas de este municipio
Se desafiaron a muerte un padre y un hijo
Por una mujer, que jamás y nunca les quiso.

Los bares del pueblo cerraron toditos.
Entre el alborinco para ver el duelo
Apuestas a montones   se hicieron

Llegó una señora desapercibida
La madre y abuela de negro vestida
Se puso en el centro diciéndole al hijo

Me matas a mí, que yo te he parido
Y tú, nieto mío,  si matas a tu padre
A ti te maldigo a vivir de mendigo

Vengan a mis pies hinquen las rodillas
Porque es un pecado que padre e hijo
Se hayan retado por una mujer de amor alquilado.

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