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A la sombra de una tamarera
Un majo se lamentaba,
¿Por qué he nacido pastor
Si no son mías las cabras?

Valles, cerros y montañas
Respondiéronle a su voz:
A ti te cobija el cielo
Con la Luna y con el Sol.

Cuando en las cumbres estás
Y las brumas te acarician
La libertad que tú respiras
Otros hombres la envidian.