¡Que empeño tienes por mí!
No te atreves a dejarme
ya no quieres olvidarme
y no puedes vivir sin mí.
¡Pero a tí, que más te dará!
Olvidarte de mi cuerpo
dejar tranquilos mis huesos
hasta que me llegue mi hora.
¡Te crees dama y señora!
Y andas escasa de honor
¡Como tú, no padeces dolor!
Desprecias al que te llora.