Imprimir 
Llegó lo que me temía,
La terrible senectud.
Con ella, la incontinencia
Y el adiós a la juventud.
Los valles y laderas,
Los barrancos de mi piel;
La ausencia de mis dientes,
El plateado de mi sien.
Ya estoy hasta teniente
Y uso gafas al leer.
No hay sol que me caliente
Ni luna que me destemple.